Tatuajes, más rayas y cero discriminación

¿Por qué te tatuasti? "Pos nomás", reza una famosa canción del cantante cómico Don Cheto. Sorprender a nuestros padres con un nuevo tatuaje se ha vuelto un escenario cada vez más común entre los jóvenes.
No importa la edad que tengas, si eres mayor de edad o incluso si ya no vives con tus padres, seguramente tu primer tatuaje trajo consigo el ya clásico "Mejor ráyate la cola" por parte de nuestras madres santas.
El tatuaje es una de esas cosas que nos llaman la atención tanto por la tentación de lo prohibido como por el deseo de libertad y autonomía. Es una forma de expresión que nos ayuda a definir grandes rasgos de nuestra personalidad.
Pero, como otros temas que siguen constituyendo un tabú, como las perforaciones, expansiones y otras modificaciones corporales, los tatuajes son vistos con desaprobación, disgusto y, lo más grave, hostilidad.
Héctor Rosas, enlace de Reinserción Social del Instituto de la Juventud y un joven apasionado por los tatuajes, considera que el estigma social que rodea a los tatuajes proviene de la ignorancia, que reduce la cultura del tatuaje a los códigos internos de algunas pandillas, como la Mara Salvatrucha salvadoreña y otros grupos criminales.
"En las cárceles existen formas de realizar tatuajes, y en varias pandillas estos tienen un significado, por lo que la gente ha generalizado erróneamente que los tatuajes son propios de la criminalidad juvenil", explica Rosas.
Algunas interpretaciones religiosas también condenan cualquier tipo de modificación del cuerpo, por lo cual los tatuajes representan un agravio a esta concepción que, si bien no siempre es castigada, al menos es reprobada.
Tatuajes y Discriminación
Que tus papás o las señoras del barrio no te entiendan por decidir tatuarte y hasta te miren feo es lo de menos. Lo grave es cuando las autoridades, empleadores e incluso los policías cambian su trato hacia ti por ello.
Según la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2022, en la Ciudad de México, el 78.6% de las personas encuestadas creen que existe discriminación hacia las personas con tatuajes. No es raro ver que a quien entra tatuado a un centro comercial o tienda departamental, el guardia de seguridad lo sigue como si fuera a robar algo.
Esto se debe, nuevamente, a la errónea generalización de los tatuajes como símbolo de pertenencia a la criminalidad. Como jóvenes, debemos tener claro que no se trata solo de ignorancia, sino que cualquier trato injusto o desfavorable en nuestra contra por el simple hecho de estar tatuados constituye un acto de discriminación que no debe ser tolerado.
Formas Comunes de Discriminación por Tatuajes
El caso del guardia de la tienda es común y molesto, pero sigue estando en la punta del iceberg de la discriminación.
Los casos más graves comienzan cuando te niegan la atención en un establecimiento comercial o, peor aún, en un organismo de gobierno, cuando te excluyen de una comunidad o cuando los profesores se la traen contra ti.
Luego está la discriminación en el ámbito laboral, que suele darse en el proceso de contratación. Llegas con un currículum impecable, con tu mejor outfit, perfumado y hasta puntual por primera vez en tu vida y... apenas ven tus tatuajes, te sueltan el clásico "Nosotros te llamamos".
Y si ya te habían contratado, te la pueden aplicar de distintas formas: escondiéndote en un área en la que no tengas que interactuar con clientes o, de plano, buscando excusas para despedirte, así nomás.
Aún más grave es la práctica de perfilamiento que muchos policías siguen aplicando. Esto significa detenerte sin motivo, hostigarte y tratarte como "sospechoso" solo por tus tatuajes. Esta forma de criminalización de los jóvenes es una de las más graves que existen, pues constituye una violación común de los derechos humanos.
Este estigma, que empieza con los guardias de seguridad, se agrava cuando proviene de una institución del Estado. Lamentablemente, es una situación que sigue ocurriendo en México, pese a los esfuerzos por profesionalizar y capacitar a la policía con perspectiva de derechos humanos.
En algunos países, esta idea no solo está en el imaginario colectivo, sino que se ha convertido en política de Estado, buscando erróneamente combatir la criminalidad encarcelando a cualquier persona con tatuajes, una situación que podría parecer distópica, pero que es una realidad en nuestro continente.
Cuidando de nosotros y nuestra Libertad de Expresión
En el INJUVE sabemos que combatir la discriminación es clave y que cualquier falta de libertad entre los jóvenes suele traer consigo una falta de libertad para la población en general.
Por ello, promovemos una vida sin estigmas, que reivindique a los tatuadores no solo como parte de una noble profesión, sino también como parte de un gremio de artistas contemporáneos. Cada vez son más comunes las competencias, la profesionalización y las nuevas formas de expresión a través de este arte.
También hay un número creciente de jóvenes interesados en las modificaciones corporales, por lo que, lejos de prohibir, buscamos promover una vida libre e informada para que puedas decidir si hacerte o no un tatuaje.
Sobre ello, Rosas comenta que deben considerarse tres puntos principales:
Reconocer que el estigma existe y conocer nuestros derechos para hacerle frente.
Ser conscientes de que se trata de una modificación permanente; aunque ya existe el borrado de tatuajes, este proceso es costoso y deja marcas visibles.
Asegurarse de realizarse un tatuaje en un estudio con todas las regulaciones y medidas de higiene adecuadas.
Sobre este último punto, el Reglamento de Control Sanitario de Productos y Servicios, así como la Ley General de Salud en México, establecen una serie de obligaciones para los artistas del tatuaje, incluyendo:
- Contar con tarjeta de control sanitario vigente.
- Estar vacunados contra tétanos y hepatitis B.
- Utilizar agujas, navajas y otros materiales punzocortantes desechables.
- Utilizar tintas biocompatibles con el cuerpo humano.
- Contar con un área de lavado con agua corriente.
Si eres menor de edad, recuerda que las leyes mexicanas indican que no puedes tatuarte sin el consentimiento de tus padres. Si ellos no están de acuerdo, mejor espera unos años. Como sea, tendrás tiempo para disfrutar tu primer tatuaje y, si así lo decides, seguir el camino de los fanáticos de la tinta.